domingo, 3 de julio de 2011

Espuma.

Papá, se dispone a salir al balcón para relajarse, como cada noche, con una cosa de esas de los pies, como se llama... ah si de hidromasaje, fue un día intenso, toca relajarse. Algo pasa, sale espuma y no para. El balcón parecía una fiesta de espuma , esas que se hacen en los colegios el último día o en las fiestas de los pueblos, en las que los niños se lo pasan tan bien , pues si una de esas. De imprevisto te mojas, intentas parar la espuma pero no puedes, te resbalas, agárrate, arrancas una camisa del tendedero, al final acabas cayendo. Me recuerda a una de esas películas en las que todo esta patas arriba, y no hay solución, pero después todo aparece limpio por arte de magia. Finalmente se vuelca sin más un cubo que acabas de llenar de agua y te echas a reír como una tonta. Y algo pasa , papá también.Y os reís aún más. Y os miráis y parece que todo está diseñado para haceros reír, y entonces te ríes , te ríes sin cesar. Y parece que por fin está el destino de tu parte, que vale realmente la pena reír sin parar, si estoy segura. Fue una de esas tardes en las que de verdad la barriga se tensa y te duele de lo mucho que te has reído. En esos instantes no hay nada más hermoso que esa risotada, te olvidas  de todo lo que te ha salido mal y te sientes de verdad reconciliada con el mundo. Y entonces dejas de reírte, pero sigues soltando alguna que otra risita nerviosa, pero después te sientes casi satisfecha y exhalas un largo suspiro, como de alivio. Hacía mucho tiempo que no me reía así , fue una de esos momentos que no se olvidan, y uno de los recuerdos más bonitos que tendré.  Pues bien eso es vivir , partirse de risa con una persona a la que quieres y que te hace sentirte querida

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